El disulfuro de molibdeno es un material parecido al grafito, muy
abundante en la Tierra y que se ha revelado como una de las claves del
futuro de la electrónica flexible, al presentar mejores rendimientos que
los semiconductores orgánicos utilizados hasta el momento. Ahora un
grupo de investigación español y holandés ha estudiado las propiedades
mecánicas de este material en un trabajo pionero publicado en la revista
Advanced Materials.
Para estudiar este prometedor material los científicos de la Universidad
Autónoma de Madrid y laUniversidad Tecnológica de Delft (Países Bajos)
crearon láminas hasta cien mil veces más delgadas que un folio de papel y
estudiaron su comportamiento con un microscopio de fuerzas atómicas.
Con él consiguieron determinar la fuerza necesaria para deformar la
membrana y romperla. Según el trabajo de los científicos, las
nanoláminas de disulfuro de molibdeno son hasta un 50 por ciento más
duras que el acero con la peculiaridad de que son "sorprendentemente
flexibles".
Estas propiedades abren un mundo de posibilidades para la electrónica
del futuro, pues utilizando plásticos como sustratos, capas ultrafinas
de compuestos como el disulfuro de molibdeno o el grafeno pueden actuar
mejor que los semiconductores actuales. Además, como indican desde la
Universidad Autónoma, sus aplicaciones no solo se limitan a envases y
revistas con pantallas flexibles, sino que también podría utilizarse
para crear sensores versátiles como por ejemplo para controlar los daños
estructurales de un edificio o adheridos a la ropa para monitorizar
pacientes.
El disulfuro de molibdeno proviene de la molibdenita, un mineral muy
abundante similar al grafito tanto en apariencia como en tacto, que se
produce en depósitos minerales hidrotermales de alta temperatura.
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