lunes, 26 de mayo de 2014

Descubiertas unas ‘células escudo’ que protegen los tumores

La inmunoterapia contra el cáncer —enseñar al sistema de defensa del organismo a atacar a las células tumorales— se presenta como la nueva revolución en oncología. Pero no es fácil. La revista Nature Medicine ha publicado un artículo en el que el proceso no se centra directamente en combatir las células tumorales, sino en otras que pululan a su alrededor y que, de alguna manera, hacen de escudo. El trabajo, que han realizado científicos del MD Anderson Cancer Center de la Universidad de Texas, consiste, básicamente, en identificar unos péptidos (cadenas cortas de aminoácidos, que son los eslabones que forman las proteínas) que tienen la capacidad de unirse específicamente a estas células escudo,las células supresoras de origen mieloide (MDSC por sus siglas en inglés). De esta manera, las marcan e identifican para dirigir un ataque que las elimine.
Esa es la segunda parte del ensayo: unir a estos péptidos con unos anticuerpos. Al conjunto resultante lo han llamado en inglés peptibodies(pepticuerpos). El resultado es similar al de añadir un explosivo a una llave: solo actuará contra la cerradura específica. Con este proceso se puede dirigir el ataque a las células que se quieren eliminar, las MDSC. Así, las células tumorales quedan expuestas al sistema inmunitario convenientemente educado.
Larry Kwak, quien ha dirigido el trabajo junto a Hong Qin, lo explica así: “Hace una década que sabíamos que estas células bloqueaban[LAS MDCS] la respuesta inmune, pero no habíamos sido capaces de desactivarlas porque no teníamos identificada la diana”.
Para verificar que esta idea funciona, los investigadores trataron ratones con dos tipos de cáncer de timo (un pequeño órgano que se encuentra en el pecho y produce, en los primeros momentos del desarrollo, células inmunitarias) con varias combinaciones: a unos les dieron los nuevospepticuerpos; a otros les dieron otras sustancias que hicieron de control. Lo primero que vieron es que el grupo tratado con las nuevas moléculas reducía su cantidad de MDSC, lo que era señal de que la idea funcionaba. “Es la primera demostración de que podemos crear anticuerpos para esas células. Es una diana radicalmente novedosa para la inmunoterapia”, ha dicho Kwak.
Pero esto no es suficiente. El verdadero objetivo de los investigadores no son las células que hacen de escudo, sino verificar que, una vez eliminado este, los tumores disminuían. Y esto también lo comprobaron: trataron a los ratones con los pepticuerpos diariamente durante dos semanas, y, al final, los cánceres se habían reducido a la mitad.
Las noticias son esperanzadoras, pero incompletas. Por ejemplo, los propios autores del trabajo indican que no saben exactamente cómo actúan las MDSC en su papel de protector de las células tumorales. Sin embargo, los investigadores ya están trabajando para extender sus hallazgos de ratones a humanos.


lunes, 12 de mayo de 2014

Queremos dirigir la evolución para crear nuevos fármacos.




El código genético lleva al menos 3.500 millones de años escribiéndose con cuatro letras, las bases (o nucleótidos) del ADN a, t, c, g. En solo 15 años, Floyd Romesberg (Michigan, 1966) ha conseguido meterle otras dos letras de nombre infame, pero perfectamente integradas en su entorno de la doble hélice, reconocibles para sus sistemas de replicación e invisibles para las múltiples y sofisticadas maquinarias que la célula posee para reconocer los errores en la secuencia genética y eliminarlos. Los especialistas en biología sintética, la disciplina emergente que trata de diseñar sistemas biológicos y seres vivos desde cero, han saludado el avance como un hito en su campo, y predicen amplias consecuencias para la creación de fármacos, biocombustibles y bacterias que reparen los entornos dañados. También para el espeso y misterioso mundo de las patentes biotecnológicas. Romesberg ha concedido una larga entrevista telefónica a este diario desde San José del Cabo, México, donde asiste a un congreso científico.
Pregunta 1. ¿Pueden las nuevas letras incorporarse al ARN, la copia de trabajo de los genes?.

Pregunta 2.
 Con las nuevas dos letras, se pueden formar ahora 216 codones (los tripletes de letras del ADN que significan aminoácidos en las proteínas), pero ¿alguien sabe qué hacer con ellos?Respuesta 1. Todavía no lo sabemos, pero me siento optimista por una razón: las dos nuevas bases no nos han caído del cielo, son producto de un trabajo que empezamos en 1999, y de un proceso de selección que empezó con la síntesis de 300 nucleótidos (candidatos a nuevas letras). Las dos letras que hemos usado ahora han superado esa selección porque están optimizadas para funcionar in vitro, y no solo para los mecanismos de replicación, sino también para los de transcripción que producen el ARN. Es posible por tanto que también funcionen in vivo.
Respuesta 2. Realmente no necesitamos 216 nuevos codones, ni 100, ni siquiera 10. Pero sí necesitamos dos o tres, quizá cuatro o cinco, para construir nuevas clases de proteínas en una célula. Este es el desarrollo previsible más emocionante de esta técnica.
Pregunta 3. ¿Y para qué se precisan esos cuatro o cinco?

Respuesta 3. Sí, muchas de esas proteínas son anticuerpos, pero también hay muchas otras. El punto es que suponen una diferencia cualitativa sobre las pequeñas moléculas en que se han basado los fármacos tradicionalmente. Es cierto que las pequeñas moléculas tienen la ventaja de que pueden acceder a cualquier órgano o tejido con facilidad, pero su gran inconveniente es que hay que hacerlas una a una, para cada propósito. Con las proteínas, en cambio, las células hacen el trabajo para ti: puedes empezar con una proteína imperfecta y desarrollar millones de variantes con las técnicas de la evolución dirigida. Mi objetivo con el código genético ampliado es tener lo mejor de dos mundos. El equivalente a las pequeñas moléculas de la farmacología tradicional podrá incorporarse a las proteínas en forma de nuevos aminoácidos (las unidades elementales de las proteínas), y luego hacer evolucionar a esas proteínas con técnicas rápidas, artificiales. Queremos dirigir la evolución para crear nuevos fármacos.

Pregunta 4.
 ¿Son anticuerpos?
Respuesta 4. Para crear nuevos fármacos. En los últimos años ha habido una revolución en la farmacología: por primera vez, la mitad de los fármacos que han solicitado autorización a la FDA (Food and Drug Administration, la agencia del medicamento de Estados Unidos) consisten en proteínas.

Todavía son muchas las preguntas que no tienen respuesta...

lunes, 28 de abril de 2014

El futuro de la memoria.

Vivir muchos años ha traído consigo un crecimiento exponencial de las servidumbres de la edad, en particular del infarto, el cáncer y las enfermedades neurodegenerativas. El lugar de honor entre estas últimas es el alzhéimer, la principal forma de demencia asociada a la edad de nuestro tiempo, que afecta a 30 millones de personas en el mundo, 400.000 solo en España. Unas cifras que probablemente se duplicarán en las próximas décadas.
Solo cabe, por tanto, recibir con esperanza el notable avance que acaba de lograr un equipo de neurocientíficos de la Universidad Autónoma de Barcelona. Trabajando con ratones modificados para que funcionen como modelo del alzhéimer humano —con unos altos niveles de la misma proteína beta-amiloide que se acumula en el cerebro de los pacientes—, los investigadores han descubierto un gen esencial para las conexiones neuronales (llamadoCrtc1) que está alterado en las fases tempranas de la dolencia; y no solo en los ratones modelo, sino también en muestras cerebrales de pacientes humanos.
Los científicos razonaron que, si la función defectuosa de ese gen está asociada a la pérdida de memoria en las fases iniciales del alzhéimer, su estimulación podría revertir los síntomas.
Es lo que han comprobado en sus modelos animales de una forma espectacular. La inyección del gen correcto Crtc1 directamente en el hipocampo —la región cerebral más importante para la formación de recuerdos— logra que recuperen la memoria los ratones que ya habían empezado a perderla.
Inyectar genes en el cerebro de un enfermo está, por el momento, fuera de las posibilidades de la práctica médica. Sin embargo, tal limitación no resta un ápice de importancia al experimento barcelonés. Es perfectamente posible que esa acción se pueda mimetizar con una pequeña molécula —un candidato a fármaco— que estimule al gen natural del paciente o que corrija sus efectos indeseables. No hay ninguna garantía de que esa estrategia funcione, por supuesto, pero es evidente que merece la pena intentarlo. Lo que está en juego es nada menos que el futuro de la memoria.


lunes, 7 de abril de 2014

El monte Everest de la biología sintética.


La revista Science llamó a su trabajo “el monte Everest de la biología sintética”, pero es obvio que Srinivasan Chandrasegaran no es un científico proclive a la pompa y los decibelios. Nacido en Pondicherry, India, en 1954, estudió química en el Tagore Arts College de la Universidad de Madras y emigró a Estados Unidos en 1976 para doctorarse en la Universidad de Georgetown, Washington. Su investigación ha estado ligada desde entonces a la muy prestigiosa Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, donde dirige su propio laboratorio.
“Estaba tomando café con Jef Boeke cuando empezamos a discutir sobre el trabajo de Craig Venter y Ham Smith en el micoplasma (la búsqueda del genoma mínimo que sostiene la vida)”, cuenta en referencia al origen intelectual del presente trabajo. “Le dije a Boeke que, si tuviera dinero, me gustaría sintetizar un cromosoma eucariótico, y él dijo: ‘¿Qué tal un cromosoma de levadura?’, y le respondí: ‘Si tú consigues el dinero, nosotros lo haremos”. Y así fue. Chandra —como él se hace llamar para ahorrar sílabas— reclutó a 60 estudiantes y llevó adelante la proeza.
Pregunta. ¿Cuán lejos estamos de escribir realmente un genoma, o un cromosoma, en lugar de copiar los que ha escrito la naturaleza?
Respuesta. Estamos muy lejos de poder llegar a eso desde cero. Creo que seremos capaces de hacerlo una vez que hayamos definido el conjunto mínimo de genes que se necesitan para la vida. El grupo de Craig Venter está intentando definir ese conjunto con el genoma del micoplasma, un genoma muy pequeño.


lunes, 24 de febrero de 2014

Los primeros homínidos que salieron de África eran de dos especies distintas

Los fósiles de hace 1,8 millones de años de Dmanisi, el famoso yacimiento de Georgia donde se han encontrado los restos de los primeros –hasta ahora- homínidos que salieron de África, están rodeados de polémica sobre cómo encajan en el árbol evolutivo humano y los debates entre especialistas no hacen sino avivarse. Un equipo del Centro Nacional de Investigación de evolución humana (CENIEH) , en Burgos, ha analizados tres mandíbulas de la colección de Dmanisi y concluye ahora que son de, al menos, dos especies diferentes, y no una como defendieron recientemente sus descubridores. “No tendría nada de extraño: si en esa época, hace unos dos millones de años, había en África cinco especies de homínidos, es perfectamente lógico que dos de ellas, y no una sola, se extendiera por oriente próximo hacia Georgia”, señala José María Bermúdez de Castro, paleontológico del CENIEH, experto internacional en el análisis de dientes y líder de esta nueva investigación.



lunes, 17 de febrero de 2014

Arqueólogos españoles descubren una momia de hace 3600 años.

Un equipo de arqueólogos españoles ha descubierto un raro ataúd de madera que fue elaborado durante el reinado de la dinastía 17 de faraones del Antiguo Egipto, hace aproximadamente unos 3.600 años. El hallazgo se produjo durante unos trabajos de excavación en la orilla oeste de Luxor, en la necrópolis de Dra Abul Naga, cerca de la tumba de Djehuty , el encargado de velar por el tesoro de la célebre reinaHatshepsut.
Según José Galán, director del equipo de arqueólogos cuya expedición financia Unión Fenosa, el descubrimiento es importante tanto por su valor histórico como artístico. "El ataúd es de un periodo muy antiguo, del que se han encontrado pocas piezas de este tipo. En aquella época, había dos reinos, Egipto no estaba aún unificado. El hallazgo nos aportará más información sobre aquella época", apunta a Galán, que es profesor del CSIC.
El ataúd está decorado con representaciones de plumas de aves de diversas formas y tamaños pintadas en su tapa. De ahí que haya sido apodado el “Sarcófago de las plumas”, según informó en una rueda de prensa el ministro egipcio de Antigüedades, Mohamed Ibrahim. La pieza cuenta también con varios grabados con los títulos de los fallecidos, que los arqueólogos aún no han sido capaces de identificar.

martes, 11 de febrero de 2014

Un tipo de sanguijuela sobrevive a 196 grados bajo cero durante 24 horas

Una sanguijuela que sobrevive durante meses a temperaturas de -90ºC, y 24 horas sumergida en nitrógeno líquido, a -196ºC. Ese es el descubrimiento que un grupo de científicos japoneses publicó a finales de enero pasado en la revista PLos ONE. Es más, los investigadores congelaron y descongelaron a distintos especímenes repetidamente, un ciclo que de media aguantaron hasta cuatro veces, pero que algunas sanguijuelas resistieron hasta 12 ocasiones. Los tejidos vivos habitualmente no pueden resistir los cambios rápidos de temperatura a bajo cero, ya que el agua de sus células se congela.

El experimento fue realizado por investigadores de la Universidad de Tokio de Ciencias Marinas y Tecnología, la Universidad de Kioto, y el Instituto Nacional de Ciencias Agrobiológicas de Tsukuba (Japón). Se completó por fases. Primero, encerraron a los animales en el congelador de -90ºC, y a los tres meses seguían vivos. Los dejaron nueve, y también sobrevivieron todos. Los especímenes comenzaron a morir a partir de los 15 meses, pero 36 meses después de iniciar el experimento todavía quedaba una sanguijuela viva en el congelador. Posteriormente realizaron la prueba del nitrógeno líquido.